martes, 31 de enero de 2012

Rafael Pombo.

En 2012 se conmemoran cien años de la muerte de Rafael Pombo
En la calle 10ª con carrera 5ª hay una casa donde se pierde la percepción del tiempo, donde la realidad cambia de cara, donde los renacuajos usan sombrero, las mariposas aconsejan y los gatos se lavan los dientes. Entre las paredes de esta casa nació Rafael Pombo. De niño recorrió el patio central lleno de flores y anduvo entre estos cuartos por los que hoy pasean otros miles de niños en la fundación que lleva el nombre del poeta. El centenario de su muerte se celebra el próximo 5 de mayo.El 7 de noviembre de 1833, en la ciudad de Bogotá, nació el autor colombiano Rafael Pombo. Este escritor demostró en sus textos una importante influencia del romanticismo anglosajón, adquirida durante su residencia en Nueva York como diplomático de su país.

Pombo se destacó en dos campos literarios: en la poesía y en los cuentos. El colombiano desarrolló una extensa trayectoria dedicada a los niños, con importantes obras de la literatura infantil como “Cuentos pintados”, “Cuentos morales para niños formales”, “La pobre viejecita”, “Simón el bobito”, “El renacuajo paseador”, “Pastorcita”, “El niño y la mariposa”, “Cutufato y su gato” y “Doña Pánfaga”, entre otras.

Cabe destacar que las poesías para niños escritas por Pombo son, de alguna manera, verdaderos cuentos con introducción, nudo argumental y desenlace. Este autor solía contar historias en verso, donde las rimas aparecían al servicio de la trama.

Podemos citar el caso de “Cutufato y su gato”, donde Pombo narra el horrible sueño de un niño. La trama comienza así:

Quiso el niño Cutufato
Divertirse con un gato;
Le ató piedras al pescuezo,
Y riéndose el impío
Desde lo alto de un cerezo
Lo echó al río.

El colombiano también contó la historia de una anciana humilde en “La pobre viejecita”:

Érase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez

(…)

Se murió del mal de arrugas,
Ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
Ni de hambre ni de sed.

Por último, podemos mencionar otro cuento rimado de Rafael Pombo donde presenta la historia de un niño con pocas luces:

Simón vio unos cardos cargando viruelas
Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.
Pero peor que agujas y puntas de espuelas
Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos
Porque su mamita no le dio jabón,
Y cuando cazaban ratones los gatos
Espantaba al gato gritando: ¡ratón!

Ordeñando un día la vaca pintada
Le apretó la cola en vez del pezón;
Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada
Que como un trompito bailó don Simón.